TODO ES PERFECTO
A veces me ocurre que, sin ninguna explicación, mis ojos buscan la noche, las estrellas, la inmensidad del cielo y tal vez busquen mi conexión con mis anhelos o con mi familia cósmica y simplemente añore mi origen.
Cuando todo esto ocurre, me siento en el suelo o en una silla y contemplo. Observo la cantidad de estrellas que puedo llegar a ver en ese pedacito de cielo, el hecho de que no se toquen unas con otras, que tampoco se caigan de allá arriba, que iluminen la oscuridad y que ocupen su lugar, el suyo y no otro.
Existen más de medio billón de estrellas en nuestra galaxia, incluido el Sol. Nuestra galaxia, la Vía Láctea, pertenece a un universo, en donde se cree que hay más de 7.000 millones de galaxias. Ahí fuera, todo gira a velocidades increíbles, donde también viaja la luz y todo sigue un orden maravilloso. No existe el caos. No es dirigido ni controlado por ningún humano. En el universo prevalece la armonía en la totalidad de lo que es.
Sin embargo, aquí dentro, en la comodidad del sofá de mi coqueto piso, perdida en la grandiosidad de la Tierra, ubicada en una galaxia donde existen más de medio billón de estrellas, seguimos pensando en que la vida, nuestra vida, no es como debería de ser o no es suficiente o sería mejor si cambiáramos algo de ella. Seguimos empeñad@s en que la vida es injusta, cruel o dramática. Seguimos necesitando controlarla para evitarnos el sufrimiento y ser más felices. Seguimos pensando en que todo es fruto del azar.
Esas noches en las que sigo mirando al cielo, me pregunto si ese orden que vislumbro fuera no estará también aquí, en la Tierra. Me pregunto también si “aquello” que mantiene ese equilibrio externo no lo hará, en la misma medida, en nuestras vidas. Me pregunto: si el universo no tiene un fin conocido, ¿acaso no ocurrirá lo mismo con nuestra Esencia?
Cuando me pregunto, no obtengo ninguna respuesta, tan sólo siento una Energía vibrar dentro de mí que me empuja a aumentar mi confianza en la armonía universal, en la perfección, en la vida. Me impulsa a entregarme a las manos del destino sin encomendarme a nada ni a nadie, salvo al pacto que en su momento, hicimos con la Vida. Eso me afianza en mi creencia de que TODO ES PERFECTO tal y como es, de que tal vez no haya que cambiar tantas cosas, ni siquiera haya de cambiar mi mente, sino más bien aceptar.
Cuando contemplo al cielo, no puedo evitar sentirme cuidada, protegida y valorada por el el brillo que desprenden las estrellas, por el amor que nace en mi interior, por la divinidad que habita en tí, por las aguas en las que viven las emociones y especialmente por todos los cielos más azules.
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Celeste que reflexión más bonita, gracias por recordarme que existe esa sincronización tan perfecta rodeandonos, dándonos el calor de su estrella el sol, el agua, elementos esenciales que hacen podamos disfrutar de esta vida en este lugar llamado tierra, nuestra madre tierra..
Había olvidado ese cúmulo de sensaciones que uno siente cuando contémpla la noche, ese silencio, esa paz, esa emoción cuando ves una estrella fugaz, ese brillo parpadeante del universo que parece que baila en el silencio de la noche.
Gracias por hacerme volver a sentir todas esas emociones aunque sea en la cocina de mi humilde hogar..
Tan sólo necesitamos recordar. Recordar lo que somos y de dónde venimos. Recordar que la Tierra y el cielo nos protegen y especialmente, recordar con humildad el lugar que la Vida nos ha regalado. TODO ES PERFECTO tal cual es, lo cual no implica la rendición, pero sí la aceptación desde el corazón. Gracias Noelia por expresarte en este pequeño lugar virtual y hacerlo más brillante con tu aportación.
Que bello!!! Aceptar!!!! Y TODO ES PERFECTO!
Como me gusta esta reflexion Celeste
Llegar a esta conclusión me acerca más a un estado interior de paz, a reconocer con humildad que ocupo un lugar muy pequeño en la inmensidad del universo y aún así estoy incluida en él. Me ayuda a replantearme mi ego, mis creencias y especialmente, me ayuda a abrir mi corazón para empezar a amarlo TODO (aunque a veces no pueda y me cueste). La Vida… ¡qué maravillosa escuela!
Gracias por compartir Elvira