YO YOGA

YO YOGA

abril 5, 2019 7 Por loscielosmasazules

Practico el Yoga desde que salí de la Universidad. No podría dar una explicación lógica de por qué, simplemente, sentí una llamada en mi corazón y me presenté en una clase, después en todas las clases, luego en un seminario, luego en dos, seguí en un retiro y volví a seguir hasta hoy.

Es una generalización, aunque no menos cierta, asegurar que las personas que se inician en el Camino del Yoga con un compromiso serio, necesitan de la presencia del Yoga en sus vidas como un hábito saludable más, dentro de su cotidianidad. Su práctica llega a ser como lavarse los dientes o tomar una ducha.

Me atrapó el silencio en las clases. En todas las actividades a las que asistía se reía, se hablaba, se comía o se bebía, pero en ninguna se guardaba silencio. Y simplemente, me enamoré de ese vacío que lo llena todo, de mi voz callada, de mi grito silencioso, de la sabiduría ancestral de aquella filosofía (a veces pienso, que si el Yoga fuera una religión, yo la practicaría) de la forma tan simple de volver a la sencillez, de acariciar el alma con bondad y de entregar todo el amor que somos capaces de crear a un movimiento, a una exhalación, al momento presente.

En el estudio del Yoga, Patanjali es un referente único. No se sabe con exactitud en qué época vivió y existen opiniones muy diversas al respecto, pero los autores a quienes se les da más credibilidad, lo sitúan unos cuatrocientos años a. de J.C. y para entonces, él escribió “Los Yoga-Sutras” de Patanjali, hablando entre otras cuestiones de cinco actitudes de conducta:

  • AHIMSA: actitud de no-violencia hacia todos los seres y cosas.
  • SATYA: decir y defender siempre la verdad pero no utilizarla para herir a otras personas.
  • ASTEYA: honradez y honestidad.
  • BRAHMACHARYA: control de la energía sexual.
  • APARIGRAHA: no ambicionar ni atesorar.
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A mí me resultó realmente sorprendente cuando comencé a leer los Yoga-Sutras, la fecha en la que fueron escritos (¡cuatrocientos años antes de Cristo!) y especialmente, los valores tan humanos que transmitía. Si los pusiéramos en práctica, con independencia de que el resto de la sociedad lo haga o no, pienso que nuestra comunidad sería más empática y más compasiva y sus habitantes disfrutarían de mayor serenidad. Por ello, dedicaré uno o varios artículos íntegros a éstos Yoga-Sutras más adelante, para conocer en profundidad su erudición.

Intento regalarme diez o veinte minutos diarios de práctica y esos momentos son un bálsamo de paz en mi día. Ayuda a mi cuerpo a reajustarse a la exigencia que produce el mismo hecho de realizar las actividades cotidianas. Favorece una mente tranquila, sin reacción, tan sólo atención. Me llena de una Energía que proviene de otros planos superiores de la conciencia y me impulsa a estar más presente.

El Yoga otorga un papel importantísimo a la meditación, al verdadero silencio corporal, mental y emocional. Mediante la contemplación trato de encontrar mi verdadera Esencia, lo que realmente soy, sin dejarme atrapar por la materia o por mis pensamientos o incluso por mis emociones. La meditación me aporta grandes momentos de reflexión y madurez, lo que provoca una mayor autoestima, más amor hacia mí y hacia todo lo que me rodea, tomarme la vida de una forma más pausada y sin darle tanta importancia a los acontecimientos ni a lo que me ocurre; vivir la vida como un juego, expandir mi conciencia, encontrar que todo es perfecto, agradecer a la vida su expresión, tener más paciencia y compasión y especialmente confiar, confiar y amar…

Puedes practicar Yoga en casa, sin embargo,te animo desde aquí a que asistas a una clase de Yoga, a que te abras al momento presente, a que experimentes tus límites y puedas tomar conciencia de ellos, a que vivas la vida y abras tu corazón a todo cuanto ES.

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