EL ALEPH
El Aleph es mucho, abarca mucho, significa mucho, se desconoce mucho… Es el nombre de una de las primeras letras de algunos alfabetos, curiosamente, la mayoría semíticos. Entre ellos están el hebreo, el persa o el arábigo. También recibe este nombre un códice Sinaítico (manuscrito de la Biblia escrito en el siglo IV después de Cristo). En matemáticas (muchos la llaman la ciencia exacta) este término se utiliza para representar la cardinalidad de los números infinitos. Y para finalizar esta introducción, Aleph es el título de uno de los cuentos de Jorge Luis Borges y también de una novela de Paulo Coelho, derivada del primero.
En los dos libros, se describe el Aleph de la misma forma: el punto mítico del universo donde todos los actos, todos los tiempos (presente, pasado y futuro), ocupan “el mismo punto, sin superposición y sin transparencia” . Si decides leer la novela del escritor brasileño o el cuento del argentino, podrás acercarte un poco más a esta definición, pero sólo la entenderás si lo has vivido, si has vivido el Aleph.
MI EXPERIENCIA
La primera vez que yo lo viví fue mirando fijamente a los ojos de una persona. De repente, lo que había alrededor desapareció y nos quedamos él y yo en otro tiempo y en otro espacio. Lo vi vestido de forma diferente, mi silueta era similar a la de él (los dos vestíamos prácticamente igual y con los mismos colores) y entre ambos estaba nuestra hija, la que tuvimos en aquél tiempo.
Abrir la puerta del Aleph puede ser doloroso si existe todavía algo pendiente, algo que causa remordimiento o dolor para algun@ de l@s implicad@s, sin embargo para mí fue maravilloso. Supuso abrirme a la Magia del instante y me ayudó a creer más en mí. Me dí cuenta de que seguimos conectad@s con los seres que amamos para siempre, aunque no los veamos, aunque no los tengamos cerca, aunque no coincidamos en un nuevo tiempo. Es como si lleváramos un imán en alguna parte de nuestro cuerpo que magnetizara al otro Ser y nosotr@s nos sintiéramos imantad@s por la otra persona hasta tal punto que no existe la diferencia entre amb@s. Amb@s somos UN@.
Las segunda vez lo sentí juntando las manos con una amiga. Cerramos los ojos y al unir nuestras manos empezó a vibrar una Energía tan intensa como olvidada, en esa esfera tornasolada en la que se encuentra el espacio cósmico y que llaman Aleph. ¿Lo sientes? Me dijo ella felizmente sorprendida… Allí descubrí ese “cordón de plata” por el que estamos unid@s al centro del universo. Percibí realmente la grandeza del espacio infinito, de la Vida, del Amor. Por eso se dice que amar es infinito, porque es una ley universal, metafísica y como todo lo que ocurre en el cosmos, también es inmensurable. Por eso nos resulta tan difícil amar, porque desconocemos la profundidad de su significado.
La tercera vez también lo sentí en mis manos, tocando el cuerpo de un hombre. No me hizo falta cerrar los ojos, simplemente estaba en otro tiempo, en un tiempo en el que fui chamana, en el que vivía en total libertad. Vivía en el bosque y pude incluso, oler la tierra húmeda (todavía ese es uno de mis olores preferidos) Pude sentir a los dos amantes y ese vínculo tan real y respetuoso que ambos se profesaban. Tocar las manos de ese hombre, supone hoy en día, encender una preciosa hoguera que permanece viva en el Aleph.
La última vez (de momento) que lo viví fue el año pasado haciendo un trekking por los Annapurnas en Nepal. Esta vez lo viví sola bajando una seductora montaña. La persona que me acompañaba empezó a correr montaña abajo y yo le seguí, sin saber muy bien porqué, cuando entré en otra dimensión y volví a sentir aquella chamana independiente y segura, gritando por otros montes no tan húmedos un grito de alegría y libertad.
La cuarta vez que lo viví fue cuando sentada, en un estado de relajación, una mujer (a quien no conocía) colocó dulcemente sus manos detrás de mí en mis hombros y fue entonces cuando reconocí aquella niña pequeña que tuve con aquél hombre. Estaba siendo tocada por mi propia hija, a quien volvía a encontrar y quien me devolvía la certeza de haber conectado con todos los anteriores espacios cósmicos. Cuando abrí los ojos, esa mujer me dió un abrazo lleno de dulzura y reconocimiento y me dijo: “Gracias mamá”.
NO EXISTE EL TIEMPO
El tiempo es algo que nos han hecho creer para despojarnos de toda nuestra verdad. No existe el tiempo y tampoco existe la muerte. Existe una Vida, una Vibración, un sonido por el que hemos sido cread@s y por el que permanecemos unid@s más allá del tiempo o el espacio, más allá del odio o el rencor, más allá de nuestros cuerpos físicos. Existe un precioso vínculo sagrado que pactamos, que elegimos en su momento y que sentimos sin necesidad de hablar. Si has llegado a leer hasta aquí, sabrás que es cierto lo que escribo y no porque te haya hablado de mí, sino porque habrás reconocido tu Verdad.
“Olvídate un poco de tí mismo, has de saber que en la luz está la sabiduría y en el calor reside la compasión. Al caminar por este planeta, procura notar la verdadera forma de los cielos y de la tierra. Podrás si no te dejas paralizar por el miedo y decides que todos tus gestos y actitudes se corresponderán con aquello que piensas.” Paulo Coelho en su libro Aleph
PUEDES SEGUIRME EN LAS REDES
https://www.facebook.com/celeste.ciudadpascual
https://www.instagram.com/celestciudad/
Bonito texto. Yo te creo
Gracias Pedro, entonces habrás sintonizado con tu propia verdad. Un abrazo